
Para Maria da Graça
Paulo Mendes Campos
Ahora que llegaste a la edade avanzada de 15 años, Maria da Graça, yo te regalo este libro:Alicia en el país das Maravillas.
Este libro es loco, Maria. Quiero decir, el sentido de el esta en vos.
Escuchame: si vos no descubrir un sentido en la locura vas a terminar loca.
Aprende, entonces luego de entrada para la gran vida, a leer este libro como un sensillo manual del sentido evidente de todas las cosas, incluso las locas.
Aprende eso a tu manera, pues te doy solo unas pocas llaves entre millares que abren las puertas de la realidad. La realidade, Maria, es loca.
Ni el Papa, ni nadie en el mundo es capaz de contestar sin parpadear a la pregunta que Alicia le hace a su gatita: Decime la verdad, Dinah, alguna vez te comiste un murciélago?
No te asustes cuando el mundo amanezca irreconocible. Para mejor o peor, eso pasa muchas veces por año.
“Quien soy yo en el mundo?” Esa pregunta perplexa es el lugar comum de cada história de gente. Cuantas veces mas descifres esa adivinanza, tan entrañada en vos como tus huesos, mas fuerte seras.
No importa cual sea la respuesta; lo importante es tener o inventar una respuesta. Aunque sea mentira.
A solidez (olvidate esta palabra que inventé ahora sin querer) es inevitable.
Fue lo que Alicia dijo en el fondo del pozo: “Estoy tan cansada de estar aca solita!” Lo importante es que ella consiguió salir de alli, abriendo la puerta. La puerta del pozo!
Solo las criaturas humanas (ni siquiera los grandes monos y los perros adiestrados) consiguen abrir una puerta bien cerrada, y viceversa, o sea, cerrrar una puerta bien abierta.
Somos todos bobos, Maria. Practicamos una ación trivial, y tenemos la presunción petulante de esperar de ella grandes consecuencias.
Cuando Alicia comió la torta, y no se hizo mas grande, se quedó toda sorprendida. A pesar de que es eso lo que le pasan, geralmente, às pessoas que comem torta, crecen de tamaño, a ella no le paso....
Maria, hay una sabiduria social o de bolsillo; no todas las sabidurias tienen que ser graves.
Nosotros vivimos equivocandonos con los demás, y la manera es pedir disculpas siete veces por dia: “Oh, I beg your pardon!”
Pues vivir es hablar de cuerda en casa de ahorcado.
Por eso te digo, para tu sabiduría de bolsillo: si te gusta el gato, proba el punto de vista del ratón.
Fue lo que el ratón le preguntó a Alicia: “Te gustarian los gatos si fueras yo?“.
Los hombres viven compitiendo, Maria. En las oficinas, en los negócios, en la política nacional e internacional, en los clubes, en los bares, en las artes, en la literatura, hasta amigos, hasta hermanos, hasta marido y mulher, hasta novios, todos viven compitiendo.
Son competiciones tan confusas, tan llenas de trampas, tan desnecesarias,
tan disimuladas, tan ridiculas muchas veces, por caminos tan escondidos que, cuando los “atletas” llegam exaustos a un punto, suelen preguntar: “La carrera se termino! Pero… quien gano?”
Es tonto, Maria da Graça, disputar una carrera si no vamos a saber quien gano. Si tenes que ir a algun lugar, que no te preocupe la vanidad cansadora de ser la primera en llegar. Si llegas donde siempre quisiste, ganaste.
Dijo el ratón: “Mi historia es larga y triste!” Vas a escuchar eso infinitas veces. Como escucharas la terrible variable: “Mi vida es una novela”.
Bueno, como todas las vidas vividas hasta su final son largas y tristes, y como todas las vidas son una novela, pues la novela es solo una manera de contar la vida, hui, educada pero energicamente, de los hombres y de las mujeres que suspiram e dicen: “Mi vida es una novela!” Sobretodo de los hombres. Unos pesados irremediables, Maria.
Los milagros siempre ocurren en la vida de cada uno y en la vida de todos. Pero, al reves de lo que se piensa, los mejores y mas profundos milagros no ocurren de repente, pero despacio, muy despacio.
Quiero decirte esto: la palabra depresión quedará en desuso tarde o temprano. Como quisa sea mas tarde, preparate para la visita del monstruo, y no te desesperes frente al triste pensamiento de Alicia: “Me debo estar achicando de nuevo”. En algun lugar hay hongos que nos hacen crecer nuevamente.
Y escucha esta parabola perfecta: Alicia se habia achicado tanto que tomo una lauchita por un hipopótamo. Eso pasa muy seguido, Mariazinha. Pero no seamos ingenuos, lo opuesto tambien pasa.
Y es otro escritor inglês que nos dice mas o menos asi: la lauchita que hechamos ayer hoy se transformo en un terrible rinoceronte: Es asi.
Nuestro alma es una máquina complicada que produce durante la vida una cantidad enorme de lauchas que parecen hipopótamos y de rinocerontes que parecen lauchas.
Entonces hay que reirse mucho cuando nos pasa la primera vez y estar bien dispuestos para enfrentar el rinoceronte que entro en nuestras vidas disfrazado de laucha.
Y como tomar lo chico por grande y lo grande por chico es siempre medio comico, nunca debemos perder el buen humor.
Todas las personas deben tener tres cajitas para guardar humor:
Una caja grande para el humor mas o menos barato que gastamos en la calle con los demas.
Una caja mediana para el humor que necesitamos cuando estamos solos, para que te perdones a vos misma, para que te rias de vos misma.
Por fin, una cajita preciosa, muy escondida, para las grandes ocasiones. Llamo de grandes ocasiones los momentos peligrosos en que estamos llenos de dolor o de vanidad, en que sufrimos la tentación de pensar que fracasamos o triunfamos, en que nos sentimos insignificantes o muy, demasiado capos.
Cuidado, Maria, con las grandes ocasiões.
Por fim, mas una palabra de bolsillo: a veces una persona se abandona de tal forma al sufrimiento, con tal entrega, que tiene miedo de no poder salir de ahi. El dolor tambien tiene su hechizo, y este se da vuelta contra el hechizado.
Por eso Alicia, después haber llorado un lago, pensaba: “Ahora mi castigo sera ahogarme en mis propias lágrimas”. Conclusión: hasta el dolor debe tener su medida: Es feo, es inmodesto, es en vano, es peligroso ultrapasar la frontera de nuestro dolor, Maria da Graça
Paulo Mendes Campos
Ahora que llegaste a la edade avanzada de 15 años, Maria da Graça, yo te regalo este libro:Alicia en el país das Maravillas.
Este libro es loco, Maria. Quiero decir, el sentido de el esta en vos.
Escuchame: si vos no descubrir un sentido en la locura vas a terminar loca.
Aprende, entonces luego de entrada para la gran vida, a leer este libro como un sensillo manual del sentido evidente de todas las cosas, incluso las locas.
Aprende eso a tu manera, pues te doy solo unas pocas llaves entre millares que abren las puertas de la realidad. La realidade, Maria, es loca.
Ni el Papa, ni nadie en el mundo es capaz de contestar sin parpadear a la pregunta que Alicia le hace a su gatita: Decime la verdad, Dinah, alguna vez te comiste un murciélago?
No te asustes cuando el mundo amanezca irreconocible. Para mejor o peor, eso pasa muchas veces por año.
“Quien soy yo en el mundo?” Esa pregunta perplexa es el lugar comum de cada história de gente. Cuantas veces mas descifres esa adivinanza, tan entrañada en vos como tus huesos, mas fuerte seras.
No importa cual sea la respuesta; lo importante es tener o inventar una respuesta. Aunque sea mentira.
A solidez (olvidate esta palabra que inventé ahora sin querer) es inevitable.
Fue lo que Alicia dijo en el fondo del pozo: “Estoy tan cansada de estar aca solita!” Lo importante es que ella consiguió salir de alli, abriendo la puerta. La puerta del pozo!
Solo las criaturas humanas (ni siquiera los grandes monos y los perros adiestrados) consiguen abrir una puerta bien cerrada, y viceversa, o sea, cerrrar una puerta bien abierta.
Somos todos bobos, Maria. Practicamos una ación trivial, y tenemos la presunción petulante de esperar de ella grandes consecuencias.
Cuando Alicia comió la torta, y no se hizo mas grande, se quedó toda sorprendida. A pesar de que es eso lo que le pasan, geralmente, às pessoas que comem torta, crecen de tamaño, a ella no le paso....
Maria, hay una sabiduria social o de bolsillo; no todas las sabidurias tienen que ser graves.
Nosotros vivimos equivocandonos con los demás, y la manera es pedir disculpas siete veces por dia: “Oh, I beg your pardon!”
Pues vivir es hablar de cuerda en casa de ahorcado.
Por eso te digo, para tu sabiduría de bolsillo: si te gusta el gato, proba el punto de vista del ratón.
Fue lo que el ratón le preguntó a Alicia: “Te gustarian los gatos si fueras yo?“.
Los hombres viven compitiendo, Maria. En las oficinas, en los negócios, en la política nacional e internacional, en los clubes, en los bares, en las artes, en la literatura, hasta amigos, hasta hermanos, hasta marido y mulher, hasta novios, todos viven compitiendo.
Son competiciones tan confusas, tan llenas de trampas, tan desnecesarias,
tan disimuladas, tan ridiculas muchas veces, por caminos tan escondidos que, cuando los “atletas” llegam exaustos a un punto, suelen preguntar: “La carrera se termino! Pero… quien gano?”
Es tonto, Maria da Graça, disputar una carrera si no vamos a saber quien gano. Si tenes que ir a algun lugar, que no te preocupe la vanidad cansadora de ser la primera en llegar. Si llegas donde siempre quisiste, ganaste.
Dijo el ratón: “Mi historia es larga y triste!” Vas a escuchar eso infinitas veces. Como escucharas la terrible variable: “Mi vida es una novela”.
Bueno, como todas las vidas vividas hasta su final son largas y tristes, y como todas las vidas son una novela, pues la novela es solo una manera de contar la vida, hui, educada pero energicamente, de los hombres y de las mujeres que suspiram e dicen: “Mi vida es una novela!” Sobretodo de los hombres. Unos pesados irremediables, Maria.
Los milagros siempre ocurren en la vida de cada uno y en la vida de todos. Pero, al reves de lo que se piensa, los mejores y mas profundos milagros no ocurren de repente, pero despacio, muy despacio.
Quiero decirte esto: la palabra depresión quedará en desuso tarde o temprano. Como quisa sea mas tarde, preparate para la visita del monstruo, y no te desesperes frente al triste pensamiento de Alicia: “Me debo estar achicando de nuevo”. En algun lugar hay hongos que nos hacen crecer nuevamente.
Y escucha esta parabola perfecta: Alicia se habia achicado tanto que tomo una lauchita por un hipopótamo. Eso pasa muy seguido, Mariazinha. Pero no seamos ingenuos, lo opuesto tambien pasa.
Y es otro escritor inglês que nos dice mas o menos asi: la lauchita que hechamos ayer hoy se transformo en un terrible rinoceronte: Es asi.
Nuestro alma es una máquina complicada que produce durante la vida una cantidad enorme de lauchas que parecen hipopótamos y de rinocerontes que parecen lauchas.
Entonces hay que reirse mucho cuando nos pasa la primera vez y estar bien dispuestos para enfrentar el rinoceronte que entro en nuestras vidas disfrazado de laucha.
Y como tomar lo chico por grande y lo grande por chico es siempre medio comico, nunca debemos perder el buen humor.
Todas las personas deben tener tres cajitas para guardar humor:
Una caja grande para el humor mas o menos barato que gastamos en la calle con los demas.
Una caja mediana para el humor que necesitamos cuando estamos solos, para que te perdones a vos misma, para que te rias de vos misma.
Por fin, una cajita preciosa, muy escondida, para las grandes ocasiones. Llamo de grandes ocasiones los momentos peligrosos en que estamos llenos de dolor o de vanidad, en que sufrimos la tentación de pensar que fracasamos o triunfamos, en que nos sentimos insignificantes o muy, demasiado capos.
Cuidado, Maria, con las grandes ocasiões.
Por fim, mas una palabra de bolsillo: a veces una persona se abandona de tal forma al sufrimiento, con tal entrega, que tiene miedo de no poder salir de ahi. El dolor tambien tiene su hechizo, y este se da vuelta contra el hechizado.
Por eso Alicia, después haber llorado un lago, pensaba: “Ahora mi castigo sera ahogarme en mis propias lágrimas”. Conclusión: hasta el dolor debe tener su medida: Es feo, es inmodesto, es en vano, es peligroso ultrapasar la frontera de nuestro dolor, Maria da Graça
Vero, ya te lo dije y te lo vuelvo a decir. Hermoso. Ahora estoy trabajando en: si vos no descubris un sentido en la locura vas a terminar loca. Besos!!!
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